Sí, lo sé. Mucho ha llovido desde la última vez que escribí pero si no lo he hecho antes no ha sido por falta de ganas, sino de tiempo. Hoy puedo decir con gran satisfacción que vivo de la traducción y que mi sueño se ha hecho realidad. Sí, he traducido dos obras, dos fantásticas novelas que son muy diferentes entre sí y espero seguir realizando este tipo de traducción toda mi vida aunque sea casi «por amor al arte».
Ya cuando estudiaba la carrera en la Universidad y decía a mis profesores que me quería dedicar a la traducción literaria, todos me decían lo mismo:
– De la traducción literaria no se vive, es más un complemento. Aquellos que se dedican a esta especialidad tienen otros trabajos, ya sea de profesores o traductores en otras especialidades. Es una profesión muy mal pagada y es muy complicado entrar en el mundo editorial.
Estos comentarios no hacían mella en mí. Yo seguía con la misma ilusión y las mismas ganas de conseguir ser traductora literaria, aunque ello significara ser algo más, es decir, traducir otros tipos de texto.
El penúltimo año de carrera crearon una nueva asignatura cuatrimestral (la que yo más ansiaba) opcional: Traducción literaria. Claro está que la elegí sin pensármelo dos veces y disfruté mucho traduciendo sonetos de Shakespeare, entre otras cosas.
Ahora bien, cuando finalicé la carrera y tras hacerme la misma pregunta que todos (¿Y qué hago yo ahora?), indagué en internet sobre la traducción literaria, cómo entrar en el mundo de la traducción, las retribuciones, etc. Incluso me puse en contacto con una traductora literaria para pedir consejo, la cual me contestó muy rápido y muy amablemente me orientó sobre las posibles vías para abrirme paso en este ámbito.
Mandé un gran número de cvs a distintas editoriales, de las cuales la mayoría no contestaban y las que contestaban no me decían nada concreto. Entonces, empecé a moverme por otros campos pues necesitaba trabajar. Por ello estudié un Máster, trabajé como profesora y lo combiné con la traducción, la interpretación y la corrección de documentos hasta que el año pasado se obró el milagro.
Una editorial tras leer mi cv se puso en contacto conmigo, me informó sobre las condiciones y, por supuesto, me pidió que hiciera una prueba de traducción. Como ya supondréis, pasé la prueba y me dieron a elegir entre dos obras que necesitaban traducir. Creo que hice una buena elección pues la obra supuso un gran reto para mí, en el que aprendí muchísimo vocabulario nuevo y adquirí nuevos conocimientos culturales.
Tardé unos 2 meses en traducir la novela y hace cuestión de dos meses salió a la venta. Es mi primera obra, sé que si hubiera tenido más tiempo, lo habría hecho mejor. Sé que todo es mejorable y sé que todo es criticable pero también soy consciente que a base de experiencia seré cada vez más buena.
En algún momento, cuando tenga más tiempo, contaré un poco cómo fue el proceso de traducción de la novela en cuestión. Mientras tanto, solo quiero hacer público mi amor por la literatura, por las letras y por la traducción. Aunque todo lo que me decían era cierto, no me importa porque merece la pena traducir lo que realmente te apasiona y dejar una pequeña huella en la historia.
Si alguien desea adquirir la novela que tantas sonrisas me sacó mientras trabajaba en ella, puede comprarla en la siguiente página web:
http://www.educandoo.com/libro-de-jonathan-ames-9788493971878-el-acompanante.htm
EL ACOMPAÑANTE de Jonathan Ames
La carrera como profesor de inglés de Louis Ives se ve interrumpida inesperadamente cuando lo pillan en la sala de profesores llevando un sujetador de una compañera de trabajo. Escapa a Nueva York, donde acaba compartiendo piso con Henry Harrison, un caballero de mediana edad que enseña a Louis cómo actuar y sobrevivir en la ciudad (con métodos más bien poco ortodoxos) y cómo ganar dinero acompañando mujeres mayores de alto poder adquisitivo. Louis explora su sexualidad en los bares y clubes de la ciudad mientras desarrolla una profunda, pero platónica, dependencia de Henry.